Siendo optimista, como suelo ser, quiero pensar que en mejores condiciones físicas habría aguntado con la última media docena de corredores. Sólo con el tiempo que perdí parando a vomitar y orinar, no habría llegado solo. Quizás eso me habría servido para no ir solo y recuperando terreno en la mayor parte del segmento ciclista. ¿Me habría permitido eso aguantar un poco el ritmo en el último sector pedestre?
No dejan de ser las cuentas de la lechera, lo sé, pero ahora dudo si, dentro de diez días, participar un prueba de distancia sprint (Ermua, 23 de marzo) o de distancia corta (Amorebieta, 24 de marzo). A favor de Ermua, la menor distancia. A favor de Amorebieta, la comodidad de llegar en 20 minutos en tren. ¿Apuesto por sufrir durante menos tiempo o por intentar quitarme el sabor de boca amargo del fin de semana?
Llegando a meta en la Bilbao - Bilbao 2012 (foto de Julia) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario